Solo ustedes mujeres, son capaces de pensar con el corazón, actuar por la emoción y vencer por amor.
¡FELICIDADES!
¡Levántate y resplandece, ...
que tu luz ha llegado!
¡La gloria del Señor
brilla sobre ti!
que tu luz ha llegado!
¡La gloria del Señor
brilla sobre ti!
Isaías 60:1
HAY UNA MUJER
Que tiene algo de Dios por la inmensidad de su amor,
y mucho de ángel por la incansable solicitud de sus cuidados.
Una mujer que siendo joven, tiene la reflexión de
una anciana y en la vejez trabaja con el vigor de la juventud.
Una mujer, que si es ignorante, descubre con más
acierto los secretos de la vida que un sabio, y si es instruida se acomoda a la
simplicidad de los niños.
Una mujer, que siendo pobre se satisface con los que
ama, y siendo rica, daría con gusto sus tesoros por no sufrir en su corazón la
herida de la ingratitud.
Una mujer que siendo vigorosa, se estremece con el
llanto de un niño, y siendo débil se reviste a veces con la bravura de un león.
Una mujer que mientras vive no la sabemos estimar,
porque a su lado todos los dolores se olvidan, pero después de muerta daríamos
todo lo que poseemos por mirarla de nuevo un oro al instante, por recibir de ella
un solo abrazo, por escuchar un solo acento de sus labios.
De esa mujer no averigües por su nombre,
porque ella puede ser tu hermana, tu esposa o tu querida madre.